Emprendimiento rural: el arte innovador que nace de la tradición

Emprendimiento rural: el arte innovador que nace de la tradición

Roque Martínez lleva el oficio en la sangre. Sus raíces vienen de la alfarería tradicional de padres, abuelos y tíos que lograron transmitirle la pasión del artesano. Esa pasión por su trabajo le llevó a dar un paso más y se puso a investigar para crear formas distintas con materiales más innovadores.

El resultado de ese proceso fue dar un salto hacia el arte y la creatividad apoyándose en esa sabiduría de la tradición y el valor de lo artesano.

Así, desde 1999 juega con formas, líneas, materiales y acabados que tienen un sello propio y que hacen que cada una de sus piezas sea única, diferente y una obra de arte exclusiva.

Todo eso lo consigue gracias a la dedicación y al tiempo que invierte en cada una de sus obras. De hecho, asegura que si la gente conociera mejor todo el proceso, el trabajo, las horas invertidas y la creatividad que hay en cada obra se sorprendería y le daría más valor a cada pieza. 

Un proceso cuidado

Para elaborar estas obras Roque Martínez utiliza las mismas herramientas de la alfarería tradicional pero lo que cambian son los materiales. Frente a la arcilla con la que se elaboran los botijos tradicionales de su municipio, Agost, él utiliza gres blanco para muchas de sus creaciones.

La técnica que emplea es conocida como de fuego abierto, porque las cocciones se realizan con una hoguera que se hace en un bidón de hierro. Ahí reina el fuego durante un largo proceso que puede durar hasta 36 horas desde que se prende la hoguera hasta que se apaga.

Ésta sería la parte final de un proceso que empieza en el torno para darle forma a la pieza. Posteriormente, una vez que la pieza está hecha y con una dureza que se puede manipular se retornea (se retoca la forma), se deja que pierda humedad y se empieza a bruñir. Este paso se repite varias veces para que toda la pieza tenga el mismo brillo y luego se deja que se sequen hasta que se cuecen a 1.050 grados. El último paso es preparar la pieza para introducirla en el fuego (que prenderá con serrín o leña dependiendo del acabado que se quiera conseguir) y una vez que salen de la hoguera, se lavan, se secan, se vuelven a pulir y se terminan con un poco de cera para proteger las obras de las humedades.

A partir de ahí se inicia el proceso de venta de estas piezas que, en buena parte, van a parar a manos de alemanes, italianos o franceses que adquieren sus obras en las ferias en las que participa o bien directamente en su taller de Agost porque son residentes de la zona o porque vienen de turismo y ya conocen y aprecian su obra.

Precisamente ese reconocimiento a la artesanía, el arte y los procesos que hay detrás de cada obra van ligados a tener una mayor visibilidad sobre el trabajo y la importancia que tienen estos oficios para los territorios rurales.

En este sentido, Roque Martínez asegura que las Ayudas Leader son una buena forma de que los emprendedores, artesanos y las empresas del mundo rural puedan beneficiarse de estas subvenciones y que estos oficios tengan más respaldo.