La Finca San Ramón es un proyecto que pretende mantener y realzar el patrimonio arquitectónico ilicitano de este emblemático inmueble del siglo XIX a través de dos líneas de actuación: una dedicada a eventos sociales y corporativos y otra destinada a experiencias turísticas sostenibles.

Esta iniciativa se puso en marcha el 31 de agosto de 2020, coincidiendo con la festividad de San Ramón, y “las Ayudas LEADER han sido un apoyo fundamental” para hacer realidad este proyecto, según señala Cristina Mora Rodríguez, gerente de Finca San Ramón.

“La Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d’Elx (ADR) nos puso en contacto con el Grupo de Acción Local del sur de Alicante y fue algo increíble porque su asesoramiento y apoyo nos ha permitido conseguir estas ayudas”, precisa Cristina Mora.

A raíz de esos contactos, el proyecto de la Finca San Ramón se presentó a la convocatoria de ayudas de 2021 y ha conseguido una subvención dentro del programa europeo LEADER para la creación y mejora de empresas rurales. 

Fruto del esfuerzo emprendedor de esta familia, esta iniciativa es hoy una realidad que nos permite disfrutar de un espacio único, que conserva la arquitectura tradicional del camp d’Elx y que esconde un legado que forma parte de la historia de la ciudad.

Una finca que es parte de la historia de Elche

La familia Peral Orts es la propietaria de esta finca que Manuel Peral presentó como aval para la creación de la Banca Peral, una de las primeras bancas de Elche. Su suegro, Ramón Irles, le da como aval estas tierras y en agradecimiento Manuel Peral decidió que la finca tuviera el nombre de su suegro y avalista.

Su valor histórico es tan importante que está catalogada como monumento singular, no reproducible y de interés histórico-artístico dentro del plan de protección de edificios del término municipal de Elche.

En la actualidad, los propietarios de la finca son Ramón Peral López y María Dolores Orts Vélez mientras que todos los hijos y consortes son los accionistas de la empresa que se encarga de desarrollar este proyecto que permite conservar ese patrimonio arquitectónico, mantiene vivo el legado, su historia y el valor emocional que tiene para la familia a través de los diferentes usos y líneas de trabajo.

Un espacio único y singular para eventos

Hoy en día esta casa señorial es el escenario perfecto para celebrar bodas o eventos corporativos porque se trata de una finca de 4 hectáreas que está llena de rincones especiales.

Así, podemos disfrutar de espacios únicos y llenos de naturaleza como el jardín y el esplendor de los huertos tradicionales del camp d’Elx con palmeras, naranjos, limoneros y granados; entre otros.

La finca conserva la casa principal que tiene porchada, con el techo original de vigas de madera, y varias plantas. La planta baja que es la que se destinaba a los guardeses, la primera planta para los dueños y luego hay una entreplanta que da acceso al torreón que se utilizaba para el control de las tierras de cultivo. Todas ellas se encuentran en perfecto estado, manteniendo la identidad, los objetos y muebles de la época. 

Además hay otras edificaciones anexas como el almacén del huerto donde estaba el grano y que, además, mantiene intactas las anotaciones y marcas que se hacían en la pared como testigo del paso del tiempo. La finca también cuenta con una bodega, la ermita y diferentes cuadras para los caballos.

Experiencias turísticas sostenibles

Otra de las líneas de actuación que desarrolla este proyecto son la celebración de experiencias turísticas sostenibles que están ligadas a las tradiciones ilicitanas como la palma blanca, les atxes, los productos de proximidad o talleres de fer herbetes, respostería tradicional o elaboración de jabones naturales; entre otros.

Para Cristina Mora, se trata de “poner en valor el patrimonio ilicitano sus tradiciones y cultura. Intentamos aunar todos estos objetivos a través de esta línea de trabajo que nos ofrece la posibilidad de vivir una experiencia turística y disfrutar de la historia, costumbres y riqueza del camp d’Elx”.

Sin duda, un claro ejemplo de emprendimiento sostenible que llena de vida un espacio emblemático del camp d’Elx, mantiene la esencia del territorio y da valor a su patrimonio arquitectónico.

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